martes, 26 de noviembre de 2013

Poema del día: "De profundis", de Gerard Diels (Países bajos, 1897-1956)

Niebla de batas blancas
por puertas y ventanas
entró e invadió la sala.

Y en los tubos ciclónidos de los estetoscopios
cuchicheaban voces: «Repita lentamente»
C.
C.A.
Car
carci

¡No!



No, no.

Los bisturíes con puntas afiladas
graban con frías manos
los jeroglíficos del ciclón a través
de las blancas algarrobas bordes de su carne.
Y en los bonetes de trencilla de los cardenales
florecían geranios.
La algarroba borde tiene una flor blanca
es una maligna planta fanerógama.

Una cesárea muy subida iba pariendo
un pabellón de sierpes
que de las sábanas cayeron haciendo eses
al piso de baldosa.

Las flotas de hospital ahora exportan e importan
vía la acribillada bóveda de las colchonetas
y entre las cromadas orillas de la cama.

En los castillos de proa de
los buques-insignia
el donante extendía el brazo
y todas las baterías hacían fuego
retumbando hasta las horas de visita.
Su blanca cara siguió siendo algarroba.
Pero en el «ticker» a los pies
subían las cotizaciones de la Northern Airways
más altas que las puntas de Everest de los gráficos.
Primavera al principio se fueron recubriendo
las ventanas de un rosetón de hielo
hasta esmerilar de escarcha los cristales.
Y en los telescopios era ya una visita
de nieves perpetuas.

Carci.
Éntrate.

Lasciate

¡No, no!

Lasciate
ogni speranza.

Gerard Diels, incluido en Antología de la poesía neerlandesa moderna (Ediciones Saturno, Barcelona, 1971, selecc. y trad. de Francisco Carrasquer).

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